ALGUNAS NOTAS DEL DIRECTOR

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“Durante muchas semanas filmé en Santiago (en 1985) con la ayuda de un equipo de jóvenes cineastas, en especial Hernán Castro, Germán Malig y Pablo Salas, que filmaron los combates callejeros y las manifestaciones populares. Al contrario de lo que pasó en España, la Iglesia Católica chilena se puso contra la dictadura desde el primer día. Su cardenal, Raúl Silva Henríquez, creó la Vicaría de la Solidaridad, una oficina para defender a los perseguidos con la participación de médicos, asistentes sociales y sicólogos. Al final del rodaje fueron detenidos Pablo Basulto, ingeniero de sonido y Hernán Castro, ayudante de dirección. Estuvieron presos varias semanas. Fue la primera vez que yo regresé a Chile después del golpe de estado de 1973”.